Le premier cri (2007)


Francia. 94 min.
Dir: Gilles de Maistre
Mús: Armand Amar.
Documental


Dar a luz en el agua entre delfines o en las arenas del desierto, acompañada por los seres queridos o entre médicos desconocidos,  esperar una nueva vida y ver de cerca la muerte... Este precioso documental, con una excelente fotografía y una banda sonora deliciosa, nos lleva por los cinco continentes (México, Estados Unidos, Brasil, Tanzania, Nigeria, Vietnam, India, Francia y Siberia) a través de las historias de 10 mujeres que dan a luz el 29 de marzo de 2006, día de eclipse solar.

"Le Premier cri" nos va a ir mostrando diferentes contrastes en la manera de recibir una nueva vida. 
Por un lado, podemos ver partos atendidos sin ninguna clase de intervención médica. En la selva amazónica una madre que presiente que el niño va a llegar, pide a su madre que le pinte el cuerpo ya que quiere estar bonita para recibir a su hijo, y recoge hierbas para que la partera le de un masaje y le quite el dolor. En la soledad del desierto, donde según la tradición la mujer tiene que dar a luz sobre la arena del desierto, alejada de las tiendas y de los hombres.  En una piscina entre delfines, o a la orilla del mar. En una cabaña rodeada de amigos en EEUU, una mujer cree que asumir el control del nacimiento de su hijo es un paso en la lucha por un mundo más justo, y decide prescindir de toda ayuda profesional incluso si su vida está en peligro. O en Japón, en una casa de partos donde en un ambiente agradable y respetando los ritmos de cada una, se plantea que un nacimiento es "como el sol naciente, no se puede retrasar ni acelerar".
Por otro lado, lo partos atendidos en instituciones con toda la tecnología disponoible, donde el nacimiento es más seguro según los médicos y donde, según otros, se “confunde a las madres con máquinas y a los bebés con productos”. Cerca del polo norte una madre de una tribu nómada ha de ser trasladada en helicóptero al hospital, puesto que las instituciones no permiten tener a los hijos en casa, y la doctora "decide" hacer una cesarea. En la maternidad más grande del mundo, en Vietnam (120 nacimientos al día, 45000 al año) las mujeres esperan en camas en los pasillos, entran en el paritorio cuando la anterior ha salido, y a los recién nacidos se les pone una pegatina o se les escribe sobre la piel un código para poder identificarlos entre las filas de cunas donde se les pone hasta que su madre pueda ir a recogerlos. O en Paris donde, después de conducir en un atasco para llegar a la clínica, el padre, lleno de nervios, acompaña en armonía a la madre en el momento del parto.
Veremos más contrastes, como el que se da entre las condiciones del parto para las mujeres con poder adquisitivo que tienen a su disposición todo aquello que necesiten y deseen, o para las mujeres sin medios económicos, como en el caso de la mujer india que no puede ir al hospital porque no puede pagarlo.
Tampoco va a ser lo mismo que el recién nacido sea niña o niño. Hay lugares, como entre los masais en Tanzania, donde el padre desea que nazca una niña, puesto que los hombres de otras aldeas le darán ganado para reservar la niña y casarse con ella después. Y otros lugares, como en la India, donde tener una niña se puede convertir en una desgracia puesto que las dotes para casarla son muy costosas.
Y por supuesto el contraste entre la vida y muerte. Ya que en ese precioso momento donde una nueva vida ve la luz, la muerte siempre está presente como posibilidad. El filme nos muestra tanto el riesgo de muerte de la madre en el momento del parto, como la posibilidad de pérdida de quien iba a nacer.

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