Nacional 7 (2000)


Francia. 90 min.
Dir: Jean-Pierre Sinapi.
Rep:  Olivier Gourmet, Nadia Kaci, Lionel Abelanski, Saïd Taghmaoui, Gérald Thomassin.
(Nationale 7)


René, que padece una enfermedad muscular degenerativa, vive en una residencia para personas con diversidad funcional, tanto física como psíquica. Siempre se muestra enfadado y desprecia e insulta tanto al resto de internos como a los cuidadores, haciendo insoportable estar cerca de él. Las paredes de su cuarto están llenas de fotos de mujeres desnudas y pasa el tiempo viendo videos pornográficos.
Cuando llega Julie, una nueva educadora, René conecta con ella porque siente que es la única que dice lo que piensa. Por ello le confiesa que "no puede más, que está harto, que está cachondo todo el día y que hace mucho tiempo que no folla", y le pide ayuda para conseguir estar con una puta.
Julie decide escucharle, pero el resto del equipo profesional del centro, no lo tiene nada claro: a algunos les parece mal, otros no quieren correr ningún riesgo de tipo legal, otros plantean que "luego todos querrán"...
Así que Julie decide actuar por su cuenta para atender la demanda de René y se pone a buscar una prostituta en la Nacional 7 que, además de estar dispuesta a ofrecer sus servicios a un hombre como René, tenga una caravana con una puerta suficientemente amplia para que pase una silla de ruedas.
Cuando lo consiguen René cambia su actitud. Deja de gritar y tratar mal a los demás, se preocupa por los otros y conversa con ellos. Y resulta que quizás lo que él quería, lo que él necesitaba, no era tanto follar, sino que le diesen cariño, no sentirse solo, querer y sentirse querido, tener la posibilidad de encontrarse en el abrazo, en el placer, establecer una relación de intimidad.
Y la historia muestra, a través de las historias del resto de los personajes, que todas las personas buscan lo mismo que René: relaciones íntimas que les hagan sentirse acompañados y queridos, encontrarse, amarse.
Como temían algunos, otros hombres de la residencia van a empezar a plantear, a verbalizar, también sus necesidades, sus deseos, para los que en algunos casos la manera de satisfacerlos será a través de una prostituta. Algo que nos tendría que llevar a pensar sobre la necesidad de profesionales que se dediquen a la asistencia erótica.
Y la película deja abierta una pregunta muy interesante: y los deseos de las mujeres con diversidad funcional, ¿qué?

La película posibilita reflexiones muy interesantes para quienes trabajan con personas con diversidad funcional que tienen dificultades para conseguir satisfacer sus deseos por sí mismas y necesitan de la ayuda y colaboración de otros.

La historia está narrada en tono de comedia porque, como afirma su director, Jean-Pierre Sinapi: "Las cosas dolorosas es mejor tratarlas desde la risa y el humor. Reírse de los discapacitados, de ellos y con ellos, es una manera de respetarlos. No hay nada peor que la mirada compasiva o el miedo a herir sus sentimientos".

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